Castro-Castalia Bullmastiffs

Vacunas ¿si o no?, Castro-Castalia Bullmastiffs
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Vacunas ¿si o no?, Castro-Castalia Bullmastiffs

DURANTE LOS ULTIMOS AÑOS VARIAS VOCES HAN VENIDO ADVIRTIENDO DE LOS EFECTOS NOCIVOS QUE CIERTAS VACUNAS PUEDEN TENER CUANDO SON ADMINISTRADAS A LOS PERROS (Y GATOS) Y SI BIEN MUCHAS VECES SE BASABAN EN EVIDENCIAS MERAMENTE CIRCUNSTANCIALES O ANECDÓTICAS,
LO CIERTO ES QUE CUNDIÓ LA ALARMA.
ELLO LLEVÓ A VARIOS EXPERTOS A REALIZAR ESTUDIOS FORMALES CUYOS RESULTADOS NO DEJAN DE SER SORPRENDENTES.  
     

Uno de esos estudios lo llevó a cabo la John and Winifred Hayward Foundation de los Estados Unidos, que está dedicada a la investigación y erradicación de las enfermedades genéticas en los seres humanos y que tiene su sede en el estado de Florida. Los Dres. Glickman, HogenEsch, Azona-Olivera, Scott Moncrieff y Snyder, de la Escuela de Medicina Veterinária de la Universidad de Purdue, se pusieron manos a la obra por encargo de la dicha Fundación despues de que vários criadores de perros y la propia Dra. Jean Dodds, eminente hematóloga y veterinária norteamericana, afirmaran que la multiplicación de ciertas enfermedades y la aparición de otras nuevas, unas crónicas y otras agudas, en los perros, podrían tener su causa en la vacunación.

Para llevar a cabo el dicho estudio en su primera fase, se estudiaron los efectos del protocolo de vacunación que estaba siendo ampliamente utilizado en Norteamérica a mediados de los noventa, sobre dos grupos de control formados por varios Beagles, con la intención de comprobar los resultados en su sistema inmune y endócrino. Así, la mitad de los perros fueron sometidos a un calendario de vacunación mediante el empleo de varias dosis multiples administradas a las ocho, diez, doce, dieciseis y veinte semanas de edad, además de administrar una dosis de rabia a los cuatro meses, mientras que la otra mitad no recibió vacuna alguna.

Posteriormente se comprobó que los perros que habian sido vacunados desarrollaron unos elevados niveles de anticuerpos contra el ADN, la albúmina, la cardiolipina, el citoctoma C, el colágeno, la fibronectina (que se emplea en la elaboración de muchas vacunas, incluso para personas, y que se ha demostrado altamente contaminante) , la laminina  y  la transferrina, si bien las respuestas inmunes eran variables, probablemente debido a las propias diferencias genéticas entre los individuos y aún cuando el significado clínico de estos anticuerpos todavía tiene que ser determinado, el hecho cierto es que cabe sospechar que "algo" en esas vacunas puede implicar el desarrollo de algunas enfermedades autoinmunes, cuanto menos en aquellos perros que son genéticamente susceptibles.  Enfermedades como la cardiomiopatía, la glomerulonefritis, el lupus eritematoso, etc. (ver capítulo anterior).

Ya hemos  visto a lo largo de esta serie que cuando se administra a un sujeto una vacuna, tanto si está preparada con organismos inactivados (muertos) como con esos otros que son atenuados (vivos, pero modificados de manera que no causen, a priori, la enfermedad), es como si le diéramos al organismo una "première" de lo que sería un enemigo potencial, de manera que el organismo ponga en marcha sus ejércitos defensivos y se prepare y ponga a punto, para el caso de que alguna vez se encuentre de verdad frente a un agente invasor en potencia. El problema está en que, en ocasiones, se producen ciertas reacciones alérgicas desmedidas si, por razones que todavía estan por explicar, ese ejército se vuelve loco y actúa de forma excesiva; esa locura se traduce unas veces en síntomas como la hinchazón facial o en el lugar en el que se ha administrado la inyección, urticarias, diarreas o vómitos, alteraciones de carácter y comportamiento, y otras, en casos extremos, mediante la aparición de ciertos trastornos neurológicos,  shock anafiláctico y a veces incluso estados comatosos o la propia muerte. Pero puede ocurrir igualmente que los trastornos derivados de la vacunación se manifiesten en forma de enfermedades autoinmunes, es decir, que el ejército de defensa se amotine y comience a destruir el organismo al que debería proteger!

Todo esto que al principio no era más que una sospecha y que parecía un tanto exagerado y quizás incluso fruto de imaginaciones calenturientas, es lo que el estudio llevado a cabo por los expertos de Purdue para la Fundación Hayward ha puesto de manifiesto, hasta el punto de que tales conclusiones fueron presentadas publicamente en la "International Veterinary Vaccines and Diagnostics Conference" que tuvo lugar en julio del 97 en Madison, Wisconsin, bajo los auspicios de la Universidad del mismo nombre. De todo ello se ha levantado acta, además, en un documento titulado "Advances in Veterinary science and Comparative Medicine".

Por lo tanto lo que antes habia sido pura especulación, empezó a tomar cuerpo y junto con otra serie de estudios y análisis determinó que veintisiete de las treinta Facultades Veterinarias de Norteamérica decidieran ponerse de acuerdo en la redacción de un nuevo protocolo de vacunación para perros (y gatos) que ha sido publicado recientemente en el JAVMA (Journal of the American Veterinary Medicine Association).

Sobre la Vacunacion ¿Que es una vacuna?
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(Texto original, escrito por Christina de Lima-Netto y/o Federico Baudin específicamente para esta página Web y protegido con Copyright. No puede ser reproducido ni total ni parcialmente por ningún medio, sin el expreso consentimiento de Castro-Castalia por escrito)

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